Formalmente inspirada en la obra de Marcel Duchamp, Étant Donnés, la serie Étant muestra figuras rotas negras (obtenidas de fotos normales forzadas hasta el negro casi total), entrecortadas y superpuestas en escenarios descontextualizados.

Fuera del aspecto formal no hay más referencias a la obra de Duchamp, sólo quizás el halo de lo inabarcable.

El resultado perseguido sugiere el aura de un ambiente sublime en el que a veces nos encontramos: recogidos en nosotros mismos, contemplativos, abandonados en lo disperso de nuestras sensaciones, líquidos frágiles que exploran a ciegas la luz de los ritos de la soledad y el narcisismo, de la nada y el ser. Quizás logremos, como fruto de la observación de estas fotografías, el aprendizaje reflejo de nosotros mismos, desprendidos de todo lastre terrenal.

Las cinco más una fotografías que componen la serie Étant proyectan ese halo de rito mágico que acompaña a lo sublime.

La cámara fotográfica actúa como pasarela tenebrosa que permite al voyeur penetrar en el espacio de lo íntimo sin ser visto. Como el sastre Tom observando a través de un agujero de las persianas cómo Lady Godiva avanza desnuda montada a caballo por las calles de la ciudad.