Visiones de la mirada enfrentada

Fotos: © Pepa de Rivera y Eduardo Ruigómez

Texto: © Eduardo Ruigómez

  • Cada vez que nos acercamos al objeto fotográfico distorsionamos la realidad que buscamos: nos enfrentamos a lo que nos llama la atención, lo analizamos con curiosidad con el deseo de alumbrar su magia aún inédita, forzamos el ángulo de composición en aras de un resultado brillante. Estamos ante el más difícil todavía que nos sorprenda.

  • Visiones de la mirada enfrentada contiene quince dobles fotografías a modo de tándem, conviviendo en frágil entendimiento. La serie surgió de forma espontánea, a raíz de un cruce de mensajes de dos fotografías similares, que provocaron la génesis de un juego inocente de nuevas fotografías transversales. Paso a paso, empezó a tomar forma sólida sobre la base de la armonía y la diferencia de códigos. Curiosamente y con cierto pesar, descartamos el primer tándem que originó la serie por no cumplir con uno de los criterios, la diferencia de códigos.

  • Cada par de fotografías, unidas caprichosamente, conviven al estilo de la naturaleza, amándose y chocándose. En su interior se desarrolla un proceso de cohabitación natural y violenta. Es la lucha

  • de los contrarios, la tensión del pacto, la generosidad de compartir lo distinto, la bendición de lo que complementa.

  • La cohabitación visual es compleja. Su disposición predispone a tensiones, equilibrios, posiciones cruzadas, incluso intentos de movimientos invasores. Magritte lo expresó en 1929 de forma rotunda en La trahison des Images (La traición de las imágenes): su frase presente en el lienzo, Ceci n’est pas une pipe (Esto no es una pipa), entra en conflicto con la imagen: el objeto representado no es una pipa puesto que no podemos rellenarla de tabaco y fumar. La contradicción es patente entre el objeto pintado, el mensaje y su representación.

  • Algo similar sucede con las imágenes de la serie Visiones de la mirada enfrentada: cada fotografía de cada tándem desdice a su contraria. Lo irracional y lo imaginario impera sobre lo real. Imposible poner títulos a estas imágenes. En vez de uno, necesitarían dos. Pero la disensión armónica entre ambos invitaría a un tercer título de equilibrio frágil. Mejor será dejar al lector despertar su imaginación en aras de su personal visión.