La frescura del canon incorrecto

   © Eduardo Ruigómez

Nos apetece tumbarnos en un campo tranquilo, envuelto en la paz de la naturaleza, donde el fresco verdor invita a ejercitar la inspiración. Es el escenario idóneo para soltar amarras y lanzar al aire nuestros anhelos, la fantasía bulle como el canto de los verdecillos. Ya estamos desinhibidos, nos movemos en un ambiente sereno, adiós prejuicios, dejad paso libre al turbulento bullicio que surge en nuestras cabezas. La génesis de una idea avanza en la jungla de las neuronas, como un neonato que emerge con energía inesperada. Libre como el escenario bucólico que nos rodea, osamos soltar al aire con la fuerza de la emoción toda la tormenta de creatividad que promete un mundo de ingenios nunca vistos. Sí, todo es fresco e innovador, la idea se puede materializar, hoy es un día grande. El canon incorrecto evoluciona las ideas nuevas que nos aporta el ejercicio de nuestra imaginación.

La excursión se acaba. Anochece y regresamos a nuestras casas, a nuestra rutina del día a día. Pasamos de un silvestre escenario a costumbres de bucle infinito. Esos dos escenarios, el campestre y la monotonía, funcionan como un choque de trenes: el innovador empuja y el guardavalla frena. Es la combinación perfecta para la desolación, nadie gana, nadie pierde, vence la decadencia, el rumbo tiende a la reincidencia en una deriva sin fin.

A la fotografía le sucede algo similar. Para dinamizar el desarrollo del sector es necesario entender que la figura del creador consiste en cambiar la realidad, en vez de imitarla. Esa es su gran aportación al arte. Si actúa innovando, acertará. La exploración libre de peajes conduce a descubrir nuevos territorios, propuestas inesperadas que sorprendan y entusiasmen.

Ernst Jünger describía la fotografía como el ojo artificial, entendido como un órgano insensible que capta la pura realidad de forma absolutamente fría. Sin embargo, ese ojo artificial no es nada por sí mismo, sino sólo un instrumento atento a las instrucciones que nuestro cerebro procesa en un contexto arropado por múltiples emociones que nos impactan.

Como fotógrafos nos corresponde apostar por ese canon transformador que alimente nuevas iniciativas para lanzar originales ideas y consolidarlas en proyectos. Como lectores seremos receptores de nuevas experiencias que enriquezcan nuestra sensibilidad humanística. Como fotógrafos y lectores se nos abre una oportunidad ilimitada de indagar e imaginar, es la puerta grande para avivar la creación.