Los fotógrafos aburren….a veces.

   © Pepa de Rivera y Guillermo Labarca

Cuando exploramos las páginas de fotografía: Instagram, Photo.net, Strkng, etc. etc. nos encontramos con algunas joyas y muchísimas imágenes que nos parecen tediosas, repetitivas, vacías de contenido, artificiales. Sin haber hecho un estudio estadístico nos atrevemos a afirmar que mucho más que la mayoría de las fotos que vemos pertenecen a este segundo grupo.

Algunas de las cosas que vemos son por ejemplo esa obsesión por sacar toda la información posible de las sombras, abusando de Photoshop, resultando imágenes completamente artificiales. El colodión húmedo que, después que Andreas Reh, Gilles Clement o Quinn Jacobson lo usaron hace un par de décadas para construir retratos expresivos, esta siendo usado por otros muchos hoy para repetir incansablemente retratos que no despiertan mucho interés. Lo mismo ocurre con los cruzados, los contraluces llevados al extremo, los fondos completamente negros con figuras completamente blancas, el abuso del contraste, etc.

Constatar todo esto nos lleva a preguntarnos ¿por qué sucede esto? ¿por qué hay tan poca personalidad y originalidad en la fotografía actual? ¿por qué se imponen modas con tanta facilidad y vemos a cientos, miles de fotógrafos haciendo lo mismo durante un período de tiempo para pasar luego a otra moda? A diferencia de lo que vemos en autores que si han usado estos métodos para transmitir un mensaje, emociones, comprensiones de aspectos de la realidad, no percibimos en los fotógrafos a que nos referimos una intencionalidad asociada a contenidos de ninguna naturaleza. Parece ser que la única intención es “ser moderno”, no estar fuera de las corrientes en boga, recibir, al menos, un like… preferiblemente muchos likes.

Pero quizás hay una razón más profunda y es que tienen miedo; miedo a ser antiguos, a ser poco originales, a no ser considerados, a estar fuera de lo aceptable, a dejar ver sus propias limitaciones técnicas. Estos miedos les lleva a ser poco valientes, a no ser auténticos con la fotografía, a ocultarse detrás de técnicas tomadas de otros y que han devenido en modas y rehuir el reflejar sus condiciones de existencia, sus experiencias, sus propias vivencias, angustias y alegrías en sus fotografías.

Concluir esto no es aventurado si tenemos en cuenta el contexto en que nos desenvolvemos. Esta falta de autenticidad es un síntoma de la época, ella se ve reflejada en tantas actividades que requieren autenticidad como la política, el arte, la amistad, las relaciones personales, etc. Todas ellas disfrazadas de una transparencia muy superficial como la que vemos en las redes sociales.

Los fotógrafos, y tantos otros, tenemos un desafío: Hacer fotos que revelan de verdad nuestras verdades.