La fotografía de las mujeres (una nota).

   © Guillermo Labarca

La fotografía femenina o realizada por mujeres existe desde que se captan imágenes con una cámara (hay algunas referencias sobre esto en la editorial del número 39 de esta revista). En la actualidad y desde hace ya unos lustros hay fotógrafas que usan la fotografía para denunciar la situación oprimida que tienen las mujeres en la sociedad y para revindicar igualdad. Algunas de las pioneras de la fotografía seguían los patrones establecidos que se limitaban a reflejar el estado de las cosas sin mayores cuestionamientos. Pero otras fueron pioneras, no sólo en tanto que fotógrafas, sino que también ya a mediados del siglo XIX empezaron a cuestionar los estereotipos de género representando críticamente la institución matrimonial e introduciendo temas incómodos o tabúes en sociedades extremadamente opresivas hacia las mujeres.

En la actualidad y a partir de mediados del siglo pasado aparecen fotógrafas que plantean contribuir a definir una identidad femenina que vaya más allá de la denuncia de sus predecesoras. Conscientes que la identidad de las personas está íntimamente asociada con la imagen que estas tienen de si y que no van a ser escuchadas si no son vistas, incluso por otras mujeres, explica que la fotografía y las actividades asociadas, como los videos y el cine, asuman un papel protagónico, en tanto que espejo de la realidad. Conscientes, también, que ni ellas en la actualidad, ni tampoco otras mujeres en el pasado, habían participado ni intervenido en la construcción de las identidades que el sistema les atribuye buscan una autorrepresentación.  

A partir de estas motivaciones ellas dieron un paso adelante trabajando en base a la propia experiencia vital donde su propio cuerpo y su sexualidad las define y las distingue de los hombres. La fotografía y los otros medios visuales se transforman en medios autobiográficos que ponen en el centro las experiencias personales. Hay un desarrollo de esta estrategia que va de Carolee Schneemann y Maya Deren, o Jonas Meken a Nan Goldin, Paz Errazuriz, Zaida González, Cristina García Rodero y tantas otras.

El objeto de estas autoras es ellas mismas, su cuerpo, su erotismo las imágenes de sus viajes, la convivencia y los lazos que establecen con grupos muy definidos como son ancianos, poblaciones vulnerables, etnias diferentes y su cultura, incluso hay mujeres que fotografían guerras donde manifiestan su sensibilidad, desarrollando, al mismo tiempo, un lenguaje fotográfico caracterizado por una valorización de lo concreto, vitalidad, sensualidad. Así, desde su propia subjetividad, han entrado en temas que estaban reservados a los hombres: el erotismo, los desnudos, los íconos de la sociedad, los conflictos sociales, los grupos vulnerables. Es decir construyendo la imagen femenina, mirando como mujeres son y sienten han inventado un espacio que a la postre es un espacio universal.