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imperativos éticos que debían orientar la obra del artísta, de búsquedas formales congruentes con contenidos, de las referencias simbólicas y del carácter ontológico de la obra de arte, así como del papel del artista en la sociedad. En estas discusiones, en las de ahora y en las de entonces la fotografía, que accedió a las bellas artes, ha participado activamente planteando temas y proponiendo respuestas, las que han variado de acuerdo a su relación con el contexto. Es así como hasta los setentas la fotografía fue un medio cuya cualidad más relevante era la de ser accesible a todos, dado que de un negativo se podían (y aun se puede) sacar muchísimas copias que, con un poco de cuidado, son todas idénticas. De esta manera se respondía a algunos interrogantes sobre la obra de arte relacionados con la accesibilidad de ella, con el compromiso social del artista, con la voluntad de integrar en la imagen los acontecimientos históricos, la vida cotidiana y la reflexión sobre ellos por una parte y por otra las angustias, ansiedades, introspecciones y esperanzas de los individuos, amalgamados por la particular visión del artista. Hoy día la fotografía se ha dejado seducir por las otras artes visuales. Estableció normas para colocarse en igualdad de condiciones con la otras artes y adoptó

comportamientos que le dan “carta de ciudadanía” en este mundo pero que contradicen su vocación original.

Un ejemplo entre otros, es la noción de “obra única”, artificialmente forzada sobre las fotografías que automáticamente las ubica en una escala de precios varias veces mayor de la que tiene la reproducción masiva, haciendo las inalcanzables a la mayoría de la población. Esta, la de obra única es una noción artificial para la fotografía porque en ella no existe la diferencia entre el original y la copia que encontramos en la pintura. La copia siempre es de inferior calidad en todas las artes visuales excepto en el grabado y en la fotografía hecha con el mismo negativo o archivo digital. Pero al introducir la noción de “obra única” o de “original-copia” se la sustrae del dominio público y se hace de la posesión de la obra una cualidad esencial modificando su sentido original.

Que quede claro, no estamos planteando que sólo las obras reproducidas muchas veces conserven su fuerza original. Hay muchas “obras únicas” que no han perdido nunca su valor, pero curiosamente se trata de trabajos que están en el dominio público.

Cuando se juntan dos o más artistas visuales ¿De que hablan? Pues, de las galerías, de los gestores del arte, de los precios de las obras, de quien vende y no vende, de los subsidios y de quienes los consiguen. ¿De que no hablan? De las opiniones de los críticos (¿a quien le importan hoy la opinión de los críticos?), de las tendencias del arte actual, del contenido de las obras, del valor simbólico de estas, de las soluciones técnicas y la experimentación, en suma hoy día no se habla ni del sentido, ni del valor de los trabajos: el precio lo domina todo.

Hace no tanto tiempo atrás, digamos hasta hace unos treinta o treinta y tantos años, los artistas hablaban todavía de compromiso político, de los

Obra unica ... ¿Por qué?