Inner World

Fotos y textos: © Henri Senders

  • Jasmine

    Ella tomaría el tren a las 9 a.m. a Dordrecht. Así yo podía pasar a buscarla a las 10:30 para ir “al castillo”. Eso nos permitiría empezar a tomar fotos alrededor del medio día en el invernadero abandonado, con el sol en la posición adecuada. Mi corazonada no me engañó. Si, ella llegó…pero después de tres extraños mensajes y tres horas tarde. A continuación una hora y media de viaje – entre silencios incómodos – hablando de su viaje entre Londres y Amsterdam, su trabajo en una cafetería, los porros que necesitaba cada día, fotografía de desnudos y mi manera de trabajar. Obviamente ella estaba inquieta y cansda, con grandes bolsas debajo de sus ojos. Amable y amistosa también, pero yo ya no tenía idea que tipo de trabajo podía hacer con ella.

    En el castillo esperé otros tres cuartos de hora para el maquillaje y el jugueteo con el pelo. Yo escondía mi impaciencia bastante bien. Cuatro horas más tarde de lo planeado en el viejo invernadero, sintiéndome algo incómodo tomé tranquilamente durante veinte minutos fotos de ella detrás de las ventanas deslucidas y parcialmente verdes.

    Después, contra viento y marea, le pedí que posara en el desván  oscuro del  jardinero, detrás  de una puerta de vidrio, mirando hacia el sudoeste. Decorada por dentro con polvo y restos de telarañas. Por fuera enmarcada por enredaderas.


  • Yo buscaba colocarme entre malezas y arbustos en el pequeño espacio detrás del desván del jardinero. Empujé bruscamente a un lado un pequeño árbol para hacerme espacio y entonces...?

    No, no hubo ese especial momento que a veces ocurre, si no minutos mágicos. Más de tres cuartos de hora, una luz sorprendente – a veces interrumpida por una nube – que pasaba a través de un techo de hojas, acentuando los restos de las telarañas y la suciedad de las ventanas, con ella como una frágil y clásica belleza, buscando y no encontrando más allá. Yo estaba locamente enamorado, con mi cámara entremedio.

    Durante días gozamos de las fotos, de las cuales sólo 6 días después – la primera vez que me presenté en serio algunas copias impresas de mi trabajo – dos terminaron en la colección de arte Generali en Holanda. Una de ellas la había hecho en los primeros “incómodos” 20 minutos en el invernadero. Era la primera vez que yo presentaba seriamente impresiones de mi trabajo. Imágenes que me hicieron regresar por más a este maravilloso lugar, donde nació mi amor por las ventanas antiguas. ¿Qué habría pasado su mi corazonada me hubiera engañado ese día y Jasmine hubiera llegado preparada y a tiempo?