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Declaración
Dominic Rouse
La vida es como una película mostrada una sola vez a una audiencia de una persona - un local oscuro en el cual las decisiones de iluminación corren por cuenta del solitario ocupante. Para ver la luz primero hay que reconocer que estamos en la oscuridad.

Si no fuera por el dolor que existe en el mundo yo no habría buscado refugio encerrándome en mi mismo donde encontré una oferta infinita de las materias primas que son necesarias para hacer las imágenes que yo hago. Estas fotografías son las compañeras de mis pensamientos y mis pensamientos son el producto de una interminable conversación conmigo
mismo. Yo no escojo hacer mis imágenes, ellas escogen ser hechas y ellas supuran de mi como pus saliendo de una herida abierta. Yo veo mis pensamientos más como asaltantes que como amigos o visitantes benignos, pero prefiero mi propia locura y mis mentiras a las enloquecedoras verdades a medias de los otros.

La meta del pensamiento es liberarme a mi mismo de los otros; la única persona de la que me aprovecho soy yo mismo consignar lo que sucedió ayer u hoy día si no que lo que pudo acontecer en cualquier momento pero que nunca sucederá. Yo gozo con lo que no se ve y con lo obsceno porque una apreciación de lo obsceno conduce a una mayor comprensión de la belleza y la exploración del yo escondido lleva a una mejor comprensión de los otros.

El arte no esta hecho por los sabios si no por hombres y mujeres en busca de sabiduría y buscar es ya sabiduría. Arte es la exploración de la mente humana por la mente humana, es el sirviente del yo y nadie puede hacer un mayor servicio a si mismo.

Silencio es el liquido amniótico de la imaginación y la imaginación es el instrumento del auto conocimiento -conocimiento de si mismo es lo que mejor podemos saber. No puedo imaginar una vida sin imaginación.

Es imposible no ser contemporáneo, a menos que uno tenga una máquina del tiempo. No estoy interesado en registrar lo que sucedió ayer u hoy día, si no que aquello que puede suceder en cualquier momento pero que nunca sucederá. Me deleito en lo desconocido y en lo obsceno porque la apreciación de lo obsceno lleva a un mayor entendimiento de la

belleza y la exploración del yo escondido conduce a una mejor comprensión de los otros.

El arte a menudo es definido como la búsqueda de la verdad y la belleza y muchos artistas se proponen revelar la verdad, pero luego descubren que no existe tal cosa. No les queda entonces otra cosa que dar su impresión honesta de las mentiras, que es lo más cercano a la verdad que tenemos los humanos. Un artista que está interesado sólo en la verdad se encontrará rápidamente desempleado. Yo definiría mis foto-grafías como exposiciones de la falacia que conocemos por verdad y añadiría que la belleza se mide en grados de engaño, a mayor belleza mayor es el engaño. A pesar de ello soy adicto a la belleza aun cuando, desgraciada-mente, soy un hábito que la belleza a conseguido expulsar. Reconforta pensar que si todo lo que existe fuera bello la belleza dejaría de existir.

A lo mejor mis imágenes tienen un potencial de verdad dado que ellas son una representación inadecuada de la realidad y a diferencia del lenguaje, que limita nuestra capacidad para entender, el arte no. Sólo aquellos que carecen de imaginación confunden la realidad con su representación y a menos que la fotografía sea inherentemente pecadora no sería posible ver ningún fallo en alguien que viera el mundo a través del lente de la cámara.

La unión reciente de la disciplina fotográfica con la libertad de expresión que pertenecía a los pintores, garantizada hoy por la digitalización, nos promete grandes cosas.

Tomar una pieza de papel revestida de gelatina de plata y permitir que la luz y químicos la acaricien de tal manera que dejen una impresión de nuestro espíritu es una alegría tan exquisita que no puede ser opacada por ninguna crítica. Yo no tengo ambición como tal, cada obra completada es una ambición realizada.