La Habana

Fotos y texto: © Douglas Ethridge

  • Es tarde. He recorrido una larga distancia y un salto cuántico hacia atrás en el tiempo. Estoy tendido en mi cama, en esta celda monacal, el cielo lejos sobre mi, un ventilador perezoso dando vueltas. Enormes persianas abiertas sobre una calle concurrida, los sonidos y aromas de la noche cubana pasan sobre mi. Es glorioso, es atemporal. Si estuviéramos en 1938 Ernest Hemingway estaría literalmente tres puertas mas allá. Tecleando Por quien suenan las campanas o preparándose para una noche en la ciudad. Me siento en casa, una sensación de paz. Necesitaba esto.

    Hace unos meses mi madre empezó a decaer. Rápidamente. Demasiado rápido ella se fue. Mi desconsolado padre descendió a las profundidades desconocidas de la demencia. ¿Sabemos a que nos comprometemos cuando somos niños? ¿Que tendremos que ser padre de nuestro padre? ¿Que tendremos que ver al héroe de nuestra vida desaparecer en un distraído niño indefenso? Así como llegamos, así nos vamos. Lucho con fuerza con esta nueva realidad.

    El tiempo pasa, mi padre esta cuidado, mi mente y mi espíritu están agotados. Es el momento de visitar a mis amigos en Cuba, se que esos días vagando en La Habana van a calmar mi alma.

    No hay otra ciudad como esta. Gloriosa, arquitectura multi-cultural en un magnífico clima tropical, poblada por un elenco de espíritus carismáticos y únicos. Y todo deteriorándose en un noble experimento que tristemente termino mal.

    En todas partes en Cuba hay alegría de vivir, sobre una base de profunda melancolía. La gente ha vivido mucho tiempo con muy poco. Su carencia de cosas materiales ha forjado solidaridad, comunidad, gentileza. Hay un fiero orgullo inequívoco de ser cubano. La risa interrumpe casi cualquier conversación. Amigos y familia importan mucho. Pero no seamos románticos, la vida es difícil para muchos. Aún así la gente persevera y hacen lo mejor que pueden con lo que tienen. Para este estadounidense es una vuelta a los usos sociales de mi niñez en los años 1950. Es bueno estar aquí. Las historias se desarrollan poco a poco delante de mi lente. Empiezo a sentirme renovado.

    Nota técnica: Foto digital, impresión en gelatina de plata.