Soy canaria y aunque la mayor parte de mi vida he residido en Madrid, puedo decir que tengo el corazón partido. Mi vida siempre ha estado vinculada a la fotografía por medio de mi padre. La mayor parte de mi infancia estuve rodeada de negativos, diapositivas y cuartos oscuros y aunque no surgiera esta pasión a una edad temprana, acabó emergiendo allá por el 2017, convirtiendo la fotografía en mi medio de expresión y en parte de mi vida cotidiana. Considero que la fotografía es una forma de reflejar la vida y nuestro propio mundo interior. Es emoción, es como una ventana a un mundo paralelo en el que elegimos los momentos que se quedarán para siempre. La disciplina que más practico es la fotografía de calle, sin embargo, gracias a un proyecto común realizado a raíz del confinamiento “Miradas adentro” comencé a desarrollar mi propia mirada personal de una forma mucho más intimista, algo que agradecí enormemente, ya que descubrí que podía expresar lo que sentía de una forma mucho más personal. La toma de imágenes que realicé para este proyecto me sirvió además para observar mi propia conciencia, mis estados de ánimo y para reflexionar sobre ellos. Podría decir que fue un proyecto con un desarrollo altamente introspectivo.